Del Cayo a Luperón

Sobrevivientes de la expedición de Luperón.

En 1947 Trujillo pudo cerrar el año con un balance a su favor, tras superar en septiembre la mayor amenaza externa a su régimen -la abortada invasión aérea y anfibia de Cayo Confites- gracias a la intervención de sus aliados en Washington y la ocurrencia de eventos de la política interna cubana que afectaron los planes de los expedicionarios. Antes fue reelecto presidente en una farsa que contó con candidatos de "partidos opositores", clausurando el "interludio de tolerancia" que había permitido las actividades de Juventud Democrática, el Partido Socialista Popular y los sindicatos independientes. La llegada del general Marshall al Departamento de Estado junto a la posterior salida de los incómodos funcionarios pro-democracia Spruille Braden y Ellis O. Briggs (responsables de la política hacia América Latina), le facilitó las cosas, permitiéndole reequiparse al levantarse el embargo a la venta de armas. Así, pudo respirar tranquilo al amparo de la sombrilla de la Guerra Fría y las nuevas prioridades de la doctrina Truman de contención del comunismo, ahora convertido en cruzado anticomunista en el Caribe.