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lunes, 6 de septiembre de 2010

Leonel hece revivir el Persohaje de Conchoprimo


¿Qué fue el conchoprimismo en la historia política y social dominicana? La “época de Conchoprimo” se llama al periodo que va desde la muerte del presidente Mon Cáceres (1911) hasta la intervención norteamericana de 1916. “Concho primo” personifica el generalato que proliferó en las frecuentes contiendas civiles, y el primitivismo político de los caciques regionales que se regó por todo el país, tras la desaparición de la mano dura de Mon.

Es una metáfora de la historia personalista, sin instituciones, suspendida de la voluntad cesárea de un manigüero, ataviada siempre para el combate y la confrontación infinita. Quienes han leído el libro “Memorias de Conchoprimo”, de José Miguel Soto, tendrán una idea del peso de este símbolo en la historia nacional.

Pero “Concho primo”, desgraciadamente, es más que una metáfora. Puesto que como símbolo se mueve hacia más atrás de Mon Cáceres, y mucho más allá de Trujillo. “Concho primo” hoy resurge el conchoprimismo, en cualquier Secretario de Estado que regala un hotel patrimonio público, sin importarle nada, exhibiendo su arrogancia y desprecio por las instituciones y las leyes, como el actual de Turismo

“Concho primo” es Aristipo Vidal enajenando la propiedad pública, sin que le pase nada (Ahora está activando en la reelección). “Concho primo” es el director de la CASSD que le subió cuarenta pesos al costo del agua, “dizque” para mantenimiento de los contadores; y nunca explicó lo que tenía que explicar sobre denuncias de corrupción en su área (Nuria Piera dio amplios detalles). “Concho primo” son los senadores, seres afortunados que administran los fondos públicos autoasignándose partidas milagrosas.

“Concho primo” es el turpén de la antigua Secretaría de Finanzas, que desvalijaba a los viejitos de su pensión, y se puso en FILA (el grupo de Bengoa) para el enriquecimiento. “Concho primo” es el suertudo de Matos Berrido, y los funcionarios que ganan uno y dos millones en este gobierno.

“Concho primo” es el antiguo Secretario de Finanzas del gobierno de Hipólito Mejía (¡Oh!, el inefable Calderón), que debería explicar, también, por qué dio a la Sun Land pagarés por una obra que nunca se inició (La Sun Land es como una lámpara de Aladino, todo el que la toca puede satisfacer sus deseos).

Y por último, “Concho primo” es Féliz Bautista y Leonel Fernández, un dúo dinámico que tocaron la alquimia de la Sun Land, y se piensan que los únicos inteligentes en este país son ellos dos.

Porque hay que tener cara, o creerse un superdotado, para firmar esos pagarés y reunir, sin ningún pudor, a directores de medios para explicarles que esas notas de créditos no son lo que son.

¡Ah, la desgracia de nuestra historia circular! Un Presidente que, por su formación intelectual, debería ser la sede de una verdadera magistratura de la conciencia y el fortalecimiento de las instituciones, se transforma en una burda reproducción de relaciones históricas estereotipadas, y como cualquier “Concho primo” que se cree por encima de las leyes, empujado por la ambición de poder, ultraja la inteligencia de todo un país. ¡Oh, Dios, qué maldito destino!

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