Por: Lic. Danny Raf. Ureña F.
Para nadie es un secreto que la población jóven es la más expuesta a ser absorbida por influencias y prácticas dañinas, tiene que ser tarea del Estado mantenerse vigilante y con celo por el entorno que rodea a estos, aunque sin prejuicios ni persecuciones, brindando orientaciones y oportunidades de trabajo, estudio, deporte, esparcimiento que son las necesidades primaria de estos y que mejor ayudan en la formación del carácter y actitudes ciudadanas sanas. El país no puede menos que apoyarse en sus jóvenes para sus grandes tareas si en sus paradigmas vislumbra un desarrollo sostenible fundamentado en las acciones de los jóvenes.
Ya que los-as jóvenes son la parte de la población estratégica desde una perspectiva progresista y donde esperamos que este en sus manos la modernización de la sociedad a partir de su propio desarrollo integral.
Los-as jóvenes tienen mayor predisposición al cambio, es decir estos se adaptan mejor a los cambios, a la renovación constante en los desafíos de la sociedad actual, y por ende, constituyen un capital mucho más relevante que en el pasado.
Ahora nos preguntamos:
¿Cuál es la atención que les brinda el estado y las diferentes instituciones o empresas a nuestros jóvenes?
Si bien no deja de ser cierto, que el Estado necesita de los jóvenes, mucho más cierto es que las empresas y las diferentes instituciones requieren los servicios de los jóvenes para poder sustentar su propia autonomía en un mercado competitivo donde los jóvenes juegan un papel preponderante.
Extenuamos pues, el auxilio de nuestros jóvenes para así poder alcanzar un mayor grado productivo y de competitividad, tanto en nuestro Municipio como en el País.
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