Asfixiándose del calor, a pesar de que en ese municipio existía una temperatura bien agradable, la adolescente no podía articular palabras, mientras que su pastor, Reyes Díaz, que le servía de intérprete, ordenaba que le trajerán un “caldito” (sopa) para reponerla poco a poco del tiempo transcurrido sin ingerir alimentos sólidos, aunque el reverendo ante una pregunta de este reportero, admitió que consumió algo de líquidos, lo que pone en entre dicho su sueño de 48 horas.
Carros, motocicletas, camionetas, camiones y hasta yipetas, procedentes de comunidades cercanas llegaban hasta el municipio, sobre todo, personas vinculadas a las iglesias evangélicas de comunidades como Las Salinas, Cristóbal, Cabral, El Peñón, Barahona, Fundación, entre otras que oraban y daban gracias a Dios por lo ocurrido.
“Son señales de que la venida del hijo de Dios está cerca, es un mensaje que Dios nos ha enviado”, dijo el religioso.
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