Cuatro helicópteros sobrevolaron en plena madrugada del domingo la mansión fortificada de Abbottabad, a 60 kilómetros de la capital pakistaní, donde se sospechaba que podía ocultarse Osama Bin Laden. En medio del revuelo atronador, 20 soldados de elite de la Marina (los temibles SEALS) se abrieron paso con explosivos de mano, potentes rifles de asalto y dispositivos de visión nocturna. El líder de Al Qaeda fue sorprendido por el ataque. Sus hombres de seguridad poco pudieron hacer contra la avalancha de fuego de los SEALS, que no sólo mataron a Bin Laden, sino también a uno los hijos del terrorista saudí, a otros dos hombres y a una mujer que llegó a ser usada como escudo humano, según relataron fuentes próximas a la operación a la cadena 'ABC'.
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