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Si me siento abrumado o decaído, tal vez sea debido a que me he estado aferrando a mis esfuerzos personales. ¿Acaso existe una manera más fácil? Al cambiar el enfoque, descansar y poner mis preocupaciones en manos de Dios, aprendo a dejar ir. Oigo el llamado y la promesa de Jesús: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”.
En este momento, aquieto mis pensamientos, relajo mi cuerpo y estoy receptivo a la presencia moradora y poderosa del Amor. Al dejar ir y dejar a Dios actuar, mi perspectiva se aclara, mi carga se aligera y mi fortaleza se renueva. Avanzo, e invito a la actividad maravillosas de Dios a que obre en mi vida.
Echa sobre Jehová tu carga y él te sostendrá.—Salmo 55:22
Recibe felicitaciones de todos tus amigos de mi pueblogh en tu dia.
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