Por: Lic. Danny Rafael Ureña F
Hoy se conmemora la gran gesta del descubrimiento de América por el almirante don Cristóbal Colón. Como se tiene conocimiento, a las dos de la madrugada del 12 de octubre de 1492, marineros del buque La Pinta vieron brillar a la luz de la luna las blancas arenas de una playa, y gritaron a todo pulmón: ¡Tierra! Colón bautizó a la isla que arribó con el nombre de San Salvador. Los indios la llamaban Guanahaní. Se cree que es la isla de Watling, en las Bahamas.
¿Cómo fue el encuentro de los habitantes de esos dos mundos, el europeo y el americano? El almirante dice al respecto: “Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y también las mujeres. Todos los que yo vi eran mancebos, que ninguno vide de edad de más de 30 años, muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras, los cabellos gruesos, cuasi como sedas de cola de caballos e cortos”.
Después de haber desembarcado en la isla de Guanahaní o San Salvador, Colón llegó a Cuba, que bautizó como isla Juana, en homenaje al príncipe Juan, heredero de Castilla y Aragón. Poco después descubrió la isla de Santo Domingo, a la que dio el nombre de la española
En cuanto al término descubrimiento de América, sabemos que en los países iberoamericanos éste fue cuestionado porque se alega que Colón y sus seguidores no hubiesen llegado a tierras pobladas sólo por salvajes, sino que existieron en esa época grandes culturas en el continente. Pero este concepto ya fue analizado por el gran intelectual español don Salvador de Madariaga, hace más de 70 años. Él comenta lo siguiente: “Reina alguna confusión sobre las palabras descubrir y descubrimiento; se les suele dar un sentido tan exclusivo que parece como que si un marino o cosmógrafo habla de descubrir un país, este país tiene que ser salvaje y primitivo. Pero no es así. Para los hombres de los siglos XV y XVI, descubrimiento quería decir incorporación en la sociedad cristiana de hombres y naciones”.
Con el fin de superar susceptibilidades entre españoles y americanos, se ha creado un nuevo concepto que reemplazaría al de descubrimiento: el “Encuentro de dos Mundos”. Y ese encuentro se dio plenamente sobre todo en los territorios descubiertos y conquistados por España y Portugal. Porque estos dos países mezclaron su gente con los aborígenes y crearon un nuevo ser, ni europeo ni indígena, sino un verdadero hombre americano. Y esto se produjo porque para ellos el indio del continente era hijo de Dios y, por tanto, no podía ser esclavizado.
Además, hay un aspecto muy digno de destacar: durante la Colonia, la corona española reconoció y respetó las clases sociales entre la población nativa (curacas, caciques, indios notables, etc.). Por ello, es necesario remarcar que los indios quedaron en peores condiciones cuando las naciones americanas lograron su independencia. Las nuevas repúblicas, con su ideal de igualdad, uniformaron a los indígenas y los convirtieron en la casta más inferior de la sociedad americana.
Este nuevo ser americano es precisamente el heredero de las hazañas de Colón y de sus sucesores. Fueron sus padres los responsables de la obra española en América. Esa obra que tuvo su fase negativa: la violenta invasión y conquista del continente; pero también una muy positiva: la creación del hombre americano, fruto de la mezcla con las razas nativas; la generalización de la hermosa lengua castellana que sirve para vincular a casi todas las personas que viven al sur del Río Grande; y, por último, la introducción del cristianismo, y con él, la obligación de solidarizarse con sus semejantes y de respetar y dignificar a la mujer.
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